Hay fotos que trascienden más allá del momento en el que
fueron tomadas, incluso de la época en la que la acción se desarrolla. Pasan a
convertirse en iconos, en imágenes para la historia que todo el mundo conoce.
Es sencillo encontrar réplicas de ella, a cualquier tamaño, en tiendas de
decoración, de hogar, de regalos… Hasta es probable que algunos de vosotros la
tengáis en casa, como poster adornando algún rincón de vuestro hogar.
Pero seguro que si hacemos una encuesta entre la mayoría de
las personas que la han visto, incluso los que la han comprado, encontraremos
que sorprendentemente muchos no sabrían decirnos el nombre del autor.
Lewis Hine es, posiblemente, el padre del reportaje social.
O mejor dicho, es quien sabe sacar el mejor partido de la herramienta que el
reportaje social podía representar.
Uno de sus primeros trabajos fotográficos lo hizo en la famosa
Ellis Island. El islote, emplazado frente al puerto de Nueva York, era el lugar
en el que desembarcaban los inmigrantes llegados a los Estados Unidos, y donde
se procedía a la inspección de su documentación y de su estado de salud antes
de autorizar o no su entrada en el país. Entre 1892 y 1954, se calcula que
pasaron por allí unos doce millones de inmigrantesEn 1904 es contratado para realizar las fotografías a los
inmigrantes recién llegados a Ellis Island. Trabajó como fotógrafo para el
Comité Nacional de trabajo infantil denunciando las condiciones laborales de
los niños.
Fue una época muy fructífera para él aunque a la vez muy arriesgada. Se disfraza para entrar ilegalmente a las fábricas y poder denunciar así las infracciones y el incumplimiento de los horarios laborales. Cuando le resultaba imposible entrar hacía las fotografías de los niños y las mujeres a la salida.
Del mismo modo, usando como pruebas sus propias fotografías,
Lewis Hine pretende ayudar a cambiar las leyes, promoviendo un control federal
que regule las condiciones de trabajo de los menores.
Lewis Hine mantenía primero conversaciones con los niños,
que apuntaba sobre el terreno en una libreta y luego pasaba a máquina para
adjuntarlas a sus fotografías.
Con ese material, Hine iba directamente a políticos de corte
reformador, que veían con buenos ojos su trabajo ya que les permitía tener
información de primera mano con la que concienciar a la opinión pública a
través de mostrarlas en periódicos y revistas de la época. Puede decirse que
Lewis Hine fue el precursor del reportaje fotográfico como arma de denuncia
social. Mostraba una realidad desconocida para el gran público, pero que no
podía ni debía ser ignorada.
Evidentemente, esto le granjeó muchos detractores. A pesar
de que su trabajo sigue siendo de estilo muy clásico, sin artificio, mostrando
lo que ve, muchos le acusaron de abusar de cierto “sentimentalismo”, de
presentar a los trabajadores anónimos casi como héroes. Le echan en cara que
tome partido, que se posicione tan claramente, en lugar de alejarse de la
acción, de tomar un punto de vista más distante, más aséptico.
Pero su trabajo, para bien o para mal, no pasaba
desapercibido. Y eso le trajo hasta Europa, a realizar, a petición de la Cruz
Roja, un trabajo sobre las condiciones de los refugiados durante la primera
Guerra Mundial.
Tras la contienda, vuelve a América, y en plenos auge
económico de los años 20, Hine se dedica
a realizar fotos en los que el tema central es la relación hombre-máquina.
En 1930 se encargó de documentar la
construcción del Empire State Building que sería uno de sus últimos trabajos
importantes. La recopilación de estas fotografías se llamó "Men at work". Como
siempre, en estos últimos trabajos, coloca al hombre en un lugar preeminente.
A pesar de los numerosos reconocimientos le costó vivir de la fotografía, pero su trabajo refleja honestidad por su parte y dignidad en los retratados, al tiempo que nos transmite unos aspectos poco conocidos de la vida cotidiana de una época.
Lewis Hine murió en 1940 y toda su obra se donó al Museo de Fotografía George Eastman.
A pesar de los numerosos reconocimientos le costó vivir de la fotografía, pero su trabajo refleja honestidad por su parte y dignidad en los retratados, al tiempo que nos transmite unos aspectos poco conocidos de la vida cotidiana de una época.
Lewis Hine murió en 1940 y toda su obra se donó al Museo de Fotografía George Eastman.
Excelente entrada.
ResponderEliminarEstuve viendo parte de su obra en la exposición que realizó la Fundación Mafre y, desde luego, es espectacular. Cuesta creer que el prolífico autor de esas instantáneas muriera en la más absoluta pobreza.